Re-in-jeanería

Técnico Profesional en Diseño Textil y Técnico Profesional en Diseño de Alta Costura de la Corporación Universitaria Taller 5, Centro de Diseño. Docente de la Corporación Universitaria Taller 5, Centro de Diseño, a cargo de los cursos académicos de Diseño de Corsetería y Patronaje Digital.

Resumen

Este artículo presenta el proyecto de reciclaje textil Re-in-jeanería propuesto desde el área del diseño de vestuario, con el propósito de crear consciencia en el lector ante el afán de encontrar opciones innovadoras de cara a la extrema contaminación del planeta, en especial de sus fuentes hídricas. Concebido como una alternativa de alta costura responsable, ofrece una opción innovadora al tomar el jean o vaquero, prenda insigne del vestuario a nivel mundial, para convertirlo en una nuevo y novedoso atuendo sacando provecho de la personalidad que ha adquirido con el uso; se trata de una oportunidad de diseño luego de terminar su vida útil y entrar en desuso.

Introducción

El Diseño de Alta Costura tiene como objetivo la creación de prendas únicas, personalizadas, con dedicación al detalle y con ajuste perfecto a un cuerpo determinado, gracias a la aplicación de técnicas manuales y artesanales; la academia ha dedicado esfuerzos coherentes a tan importante expresión estética y social permitiendo que la investigación permee el exclusivo nicho del vestuario y le brinde herramientas acordes con el devenir histórico de la sociedad. Re-in-jeanería se ha perfilado en este contexto para ofrecer una nueva posibilidad de aliarse al movimiento planetario de hacer que sus recursos se mantengan renovables a pesar de la sobre-explotación causada por el hombre, invitándolo a continuar usando una prenda que lo ha “uniformado” alrededor del mundo pese a su deseo por renovar constantemente su apariencia. El texto expondrá el ciclo de un jean desde la siembra del algodón, pasando por los procesos que lo convierten en prenda, hasta su reinvención hacia la extensión de su esplendor en los armarios de los amantes de la moda innovadora y exclusiva.

Una aventura llamada jean 

El jean, la prenda democratizada por excelencia a nivel mundial, es confeccionada con tela denim, base textil que a su vez proviene de la fibra natural vegetal más antigua usada por el hombre: el algodón^[1].

Introducción

El Diseño de Alta Costura tiene como objetivo la creación de prendas únicas, personalizadas, con dedicación al detalle y con ajuste perfecto a un cuerpo determinado, gracias a la aplicación de técnicas manuales y artesanales; la academia ha dedicado esfuerzos coherentes a tan importante expresión estética y social permitiendo que la investigación permee el exclusivo nicho del vestuario y le brinde herramientas acordes con el devenir histórico de la sociedad. Re-in-jeanería se ha perfilado en este contexto para ofrecer una nueva posibilidad de aliarse al movimiento planetario de hacer que sus recursos se mantengan renovables a pesar de la sobre-explotación causada por el hombre, invitándolo a continuar usando una prenda que lo ha “uniformado” alrededor del mundo pese a su deseo por renovar constantemente su apariencia. El texto expondrá el ciclo de un jean desde la siembra del algodón, pasando por los procesos que lo convierten en prenda, hasta su reinvención hacia la extensión de su esplendor en los armarios de los amantes de la moda innovadora y exclusiva.

Una aventura llamada jean 

El jean, la prenda democratizada por excelencia a nivel mundial, es confeccionada con tela denim, base textil que a su vez proviene de la fibra natural vegetal más antigua usada por el hombre: el algodón^[1].

El algodonero es el arbusto cuyo fruto produce la fibra más usada en el mundo entero y, por ende, su siembra y cultivo han evolucionado a lo largo de la historia, junto con el hombre. El cultivo del algodón se remonta a los inicios de la humanidad; desde hace 12.000 años los egipcios ya lo cultivaban y usaban en la elaboración de tejidos finos, aptos para el clima caluroso de esta región; en América hay evidencia de su utilización en cavernas mexicanas con 7.000 años de antigüedad; en la India fue la primera fibra en ser usada y mencionada en himnos que datan de 1.500 años a. C.

La optimización del uso del suelo con el fin de incrementar la producción se convirtió en un lucrativo negocio, al punto que ha desarrollado una innovadora industria paralela en el campo de la investigación genética y ofrece a los cultivadores semillas transgénicas que brindan “grandes beneficios” al agricultor.

Los cultivos transgénicos, biotecnológicos o genéticamente  modificados (GM) son el resultado de la aplicación de la tecnología del ADN recombinante en agricultura. Este tipo de organismos se constituyen con la transferencia de genes foráneos (transgenes) de cualquier origen biológico (animal, vegetal, microbiano, viral) al genoma de especies cultivadas de plantas. Los cultivos GM se utilizan en el mundo desde 1996 y en diciembre de 2010 se llegó a mil millones de hectáreas sembradas en todo el periodo. Solo el pasado año 2010 se sembraron 148 millones de hectáreas, cultivadas por 15,4 millones de agricultores en 29 países. De acuerdo con Chaparro Giraldo, “Los cultivos GM más utilizados en agricultura global son principalmente soya, algodón, maíz y colza que expresan transgenes derivados de bacteria y que confieren resistencia a insectos lepidópteros (RIL) o, tolerancia a algunos herbicidas (TH) como glifosato y glufosinato de amonio” (Chaparro Giraldo, 2011).

El desarrollo de algodón genéticamente modificado (GM) fue una innovación revolucionaria que auguraba mejoras significativas  a los agricultores y, en general, a toda la línea productiva de derivados de esta fibra, desde hilos y aceites hasta prendas prácticas y confortables. La variedad de algodón Bt (por Bacillus thuringiensis)^[1] ha sido el resultado de la modificación genética para que produzca la toxina insecticida capaz de contrarrestar el ataque del gusano del algodón, haciendo las plantas resistentes a un agente externo que pone en riesgo la calidad y productividad del copo extraído de la semilla de la planta, del cual se obtiene la fibra para ser hilada y convertida en hilo apto para la tejeduría. Con este riesgo bajo control se ve como una realidad la promesa de incremento no sólo de la producción por hectárea sembrada sino de ingresos adicionales para el sector, así como la ilusión de disminuir y hasta erradicar la pobreza y el hambre de los pequeños productores de algodón en países sumidos en la pobreza y la desigualdad social, como lo es la India. (Cf. Shiva, s.f.).

En el 2002 se autorizó el uso de algodón Bt en el territorio hindú haciendo que la implementación de su cultivo no tardara en extenderse por este país. La gran sorpresa se la llevarían los pequeños agricultores al encontrar que las semillas producidas por estas plantas, la segunda generación, ya no produce una cosecha con la calidad y cantidad respecto a la primera, y la carga genética modificada se consume en una sola producción. Esta realidad demostró que las semillas para la segunda cosecha  son estériles, obligándolos de nuevo a comprar semillas de algodón Bt, de las variedades de Mahyco-Monsanto, a la empresa norteamericana Monsanto en cada nueva siembra; surge entonces un monopolio alrededor de la modificación y comercialización de esta variedad, a nivel mundial.

La gravedad de esta situación es denunciada por la Premio Nobel Alternativo (1993), Vandana Shiva (Dehradun, India, 1952); una de las feministas, ecologistas y filósofas de la ciencia más prominentes de la India que se ha pronunciado en contra de la globalización. En su artículo titulado El algodón Bt de la empresa Estadounidense Monsanto ha empujado a miles de agricultores indios al endeudamiento, la desesperación y la muerte^[2], presenta una desgarradora radiografía del impacto que, a mediano plazo, ha causado el cultivo del algodón Bt en India. Shiva denuncia la publicidad engañosa con que esta compañía influenció a los pequeños cultivadores hindúes y los motivó a consumir una semilla que se convirtió en un grillete para ellos, sus tierras y sus familias al someterlos a un endeudamiento extremo que desembocó en el suicidio de más de 40.000 pequeños agricultores: una tragedia con tintes de genocidio (Shiva, s.f.).

El costoso atractivo del algodón 

Luego de aproximadamente 200 días de sembrarse la semilla, el arbusto del algodonero se encuentra listo para ser cosechado ya sea para producir algodón Bt, algodón BM^[3] o algodón orgánico; la finalidad de la industria textil en este caso será clasificar, seleccionar y convertir los copos de algodón en innumerables fibras o bandas finas, suaves, aislantes, frescas, absorbentes y retenedoras de humedad además de resistentes a la degradación por la luz, a la rotura por tracción, a los disolventes, a los álcalis^[4] y a los reductores^[5]; propiedades que las harán fácilmente lavables y tinturables para convertirlas en fibras 100% afines con el confort del ser humano.

Una vez el copo de algodón es cosechado, manual o mecánicamente, se inicia un largo proceso antes de convertirse en un ícono de moda como el jean. Se comienza con la clasificación de la fibra por longitud por ser la base que determinará la calidad de hilo a ser obtenido y, finalmente, la calidad de la tela. Con la fibra separada y clasificada se da inicio al proceso de hilatura^[6], el cual termina ofreciendo una gran variedad de títulos de hilados aptos para tejeduría^[7]. En esta etapa, el hilado puede tomar dos caminos a saber: dirigirse directamente a tejeduría para ser tinturado siendo base textil o pasar primero por el proceso de tintorería o asignación de color antes de ser tejido. En los dos casos, el procedimiento de coloreado implica el uso de materiales químicos, altas temperaturas, baños en diferentes sustancias como desengrasante, color, mordientes o fijadores, jabón, suavizantes y enjuagues que le brindaran las propiedades y características de calidad, exigidas por el mercado final.

En el caso del denim^[8], los hilos de la urdimbre son de color índigo y los de la trama de color blanco, lo que implica que los primeros se deben tinturar antes del proceso de tejeduría, aunque los impactos ambientales se dan de igual forma, se presentan en una secuencia diferente. Durante el procedimiento adelantado para obtener la tela, los hilos de urdimbre son preparados con una solución química o encolado, que al ser aplicado los recubre con una fina capa y permite  que sean más deslizantes, más resistentes y más suaves. De esta forma se reduce la fricción, el número de roturas de los hilos de urdimbre y el número de cabos libres que llegan a comprometer el proceso de tejeduría y la calidad final de la tela. En general, el encolado es de dos tipos: naturales y sintéticos, siendo los primeros los más aplicados y dentro de los cuales el que predomina es el almidón^[9]. El origen natural de este encolado natural no está exento de intervención química a fin de hacerlo más amigable con el planeta. “El almidón recibe cada vez más tratamientos químicos para producir derivados despolimerizados, como la celulosa carboximetil (CMC). Esto mejora su rendimiento y lo vuelve soluble en agua (y por lo tanto reciclable)” (Walters, 2005). Este planteamiento permite deducir que, durante el procedimiento adelantado para el hilado de la fibra y su transformación a base textil, el impacto ambiental es de carácter moderado; no bien así el proceso de tintorería y acabados aplicados a la prenda terminada.

La publicación virtual Apuntes Textiles denuncia que los métodos usados en los acabados sugeridos para un par de jeans, de acuerdo con la tendencia de moda de turno,  implican el uso de hasta 3.000 litros de agua, a través de los procesos de teñido de hilado y/o base textil, desengomado, estampado, suavizado y acabado –stone wash, desteñido, bio stone, acid wash, sand blast, cepillado, fondos de azufre, pátina, tie dyes, entre otros- (2008). Esto implica un alto nivel de contaminación de las fuentes hídricas que abastece de agua potable a la población humana, animal y vegetal, al recibir vertimientos con cargas altas de contaminantes como fenoles, ácidos y cenizas entre otros; también produce vertimientos con temperaturas elevadas lo que implica  emisiones hacia la atmósfera de partículas, gases y vapores –contaminación respiratoria-, residuos sólidos que van al suelo y hasta contaminación auditiva debido a los altos decibeles generados por la maquinaria industrial, que implican afectación de la salud tanto de empleados como de la comunidad vecina a las fábricas.

Figura 2. Desechos textiles en un vertedero de Dhaka, Bangladesh. Foto tomada por The True Cost. Fuente: http://money.cnn.com/2015/05/22/news/economy/true-cost-clothing/

Por otra parte, el jean^[1] como prenda confeccionada, tiene múltiples ocasiones y sujetos de uso que van desde las fiestas de sábado en la noche por hombres y mujeres por igual –alcanzando el estatus de universo de moda perteneciente al segmento informal, hasta uniformes de colegio y ropa de trabajo para arduas y exigentes labores como las adelantadas en campos petroleros.  Será que inundarán el planeta las toneladas y toneladas de jeanes provenientes de muchas otras toneladas de algodón, generando inimaginables cantidades de toneladas de prendas de desecho al final de su vida útil.

Está en las manos de cada uno de los usuarios de esta cómoda y universal prenda el evitar quedar asfixiado bajo este aplastante peso y tomar cartas en el asunto, a fin de encontrar un horizonte favorable a esta problemática invisible para la gran mayoría.

Este panorama debe alertar a los usuarios de la ropa en general pues el jean es la prenda que más se produce a nivel mundial; está consolidada, por su uso, como un imprescindible en todo armario pero aporta el mayor porcentaje de contaminación a lo largo de toda su cadena de vida; se justifica así la pertinencia de activar un plan de reciclaje de las prendas de denim una vez que ha terminado el ciclo de su vida útil, con el fin de crear mayor conciencia en la ciudadanía y en la industria frente al uso responsable de esta prenda y de los desperdicios resultantes del proceso de corte para confección. Revolution Fashion es entonces una iniciativa que nace con el propósito de generar consciencia frente a las condiciones en que son producidas millones de prendas de vestir –jeans entre ellas- y mantener vivo el recuerdo de la tragedia del Rana Plaza, ocurrida el 24 de abril de 2013 en la que fallecieron 1.100 personas y casi 2.500 quedaron heridas al desplomarse el edificio donde trabajaban ubicado en Savar, distrito de Daca, la capital de Bangladesh (Khan, 2013).

Desde la Alta Costura, proyectada al mundo a través del aula en la Corporación Universitaria Taller 5, se plantea la iniciativa Re-in-jeanería como una respuesta que contribuye a detener el detrimento del medio ambiente, a través de una innovadora propuesta basada en la deconstrucción de prendas en denim -particularmente jeans fuera de uso- y el diseño y re-construcción de prendas exclusivas que, en calidad de “segunda” materia prima, brinden la oportunidad de permanecer vigentes en el ropero de una persona comprometida con el diseño, la innovación y el reciclaje. El camino que esta iniciativa ha recorrido, como muchas innovaciones a lo largo de la historia de la humanidad, inició de forma casual: ante el requerimiento de producir un pantalón de niño en talla 3 y no contar con la base textil para su confección, se presentó la oportunidad de recurrir a un jean masculino talla 38 desechado poco antes, por presentar una gran rasgadura, para confeccionar la prenda.

Figura 3. Ideas para reciclar jeans viejos. Fuente: www.mujerde10.com

Los patrones cazaron a la perfección dentro del área de las piernas del pantalón de denim y se cumplió con la ejecución de la prenda; el resultado generó la inquietud de investigar sobre el tipo de acciones adelantadas para la reutilización de prendas fabricadas,  específicamente, en esta base textil. Se ha reciclado el jean en una diversa variedad de productos tales como esculturas, bolsos, materas, tapetes y agendas, entre muchos otros productos tanto funcionales como decorativos, siendo esta gama de bienes portadores de un gran valor agregado por el hecho de que para su transformación se aplican técnicas de producción manual y/o artesanal, consiguiendo que cada objeto adquiera un grado de exclusividad pues recibe un sello personal e irrepetible, aun cuando puedan ser parecidos entre sí.

La moda también ha sido permeada por la tendencia de brindar una segunda oportunidad a una prenda que ha visto caducada su vida útil, a fin de evitar que engrose las pilas de residuos inservibles y, por ende, contaminantes del medio ambiente. Re-in-jeanería pretende transformar atuendos desgastados, desechados o desactualizados en nuevos trajes de alta costura^[1] -distintos a los propuestos por la confección informal- que se sustenta en el principio de producción manual, no sólo del ensamble de la prenda como por el alistamiento de la base textil para su transformación en un nuevo y único traje. A este punto ya se ha alcanzado el objetivo de evitar que varios jeans formen parte de las 360 a 600 toneladas de ropa usada que son arrojadas a la basura diariamente en Bogotá (Gómez, 2012).

Cabe anotar que el hecho de intervenir prendas usadas no es un tema nuevo a nivel mundial, como lo demuestran Kate Fletcher y Lynda Grose en su libro Gestionar la Sostenibilidad en la Moda, desde donde proclaman que la industria de la moda debe “cambiar hacia algo menos contaminante, más eficiente y más respetuoso que lo que existe hoy en día; cambiar la escala y la velocidad de las estructuras en las que se sustenta y conectarlas entre sí.” (Grose Fletcher, 2012, pág. 10). Su planteamiento va desde el diseño, las materias primas y la línea extensa de producción, distribución y comercialización, pretendiendo formar consciencia frente a los retos de sostenibilidad que reclama el planeta día a día. Esta necesidad de desarrollo de consciencia se ha venido manifestando desde iniciativas atomizadas pero visibles en muchos ámbitos de la moda a nivel mundial; es el caso de la marca de ropa urbana británica Trashed Couture que se ha especializado en recuperar prendas vaqueras de segunda mano, incluyendo el jean como parte de su propuesta ecológica. Su diseñadora Sara Li-Chou Han convierte jeans “en micro shorts, crop tops con cuello halter y faldas tubo” (Brown, 2012, p. 120).

Figura 4. Gama de tonos de jeans a reciclar Fuente: Archivo personal

El proyecto, objeto de este artículo, ha optado por acopiar prendas de jean en desuso de varias fuentes como el armario y donaciones recibidas a través de campañas de concientización en el entorno familiar, social y académico. Las piezas recopiladas anduvieron otro largo camino hasta el momento de su re-confección: la característica básica del índigo, tinte natural que da color al denim, es que a medida que la prenda es sometida al proceso de lavado va perdiendo muy lentamente el tono original y alcanza una personalidad diferente con el avance del tiempo de uso; esto implica que, al momento de clasificar las prendas para su uso posterior se obtenga una gama amplia que debe analizarse muy bien, a fin de que el resultado final sea estéticamente armonioso. Una vez seleccionadas las piezas a usar pasan por el proceso de deconstrucción, que debe hacerse a mano uno a uno; esta etapa permite que muchas manos intervengan y, al pensar en un emprendimiento, llegaría a constituir una fuente de empleo con mano de obra no calificada que fomentaría un proceso social a la par del ecológico.

Figura 5. Detalle de la solapa smoking con prendedor.

Fuente: Archivo personal.

Foto: María Cristina Fula. Modelo: Mariana Ocampo

La colección que da inicio al proyecto Re-in-jeanería toma este mismo nombre y da pie a la pasarela con un primer atuendo que sale a la luz como producto de un diseño experimental, de índole académica, modelado sobre maniquí y cuyo objetivo fue la de crear una pieza sofisticada y exclusiva que reivindicara al denim reciclado como una base textil que llega a ser la protagonista de un diseño de alta costura. Como resultado, se obtiene un atuendo que consta de una chaqueta con maxi solapa, tipo smoking, adornada con una flor a manera de prendedor y cortes princesa terminadas en la espalda con abanicos que se sujetan a la cintura por un cinturón elaborado con una pretina y su abrochadura original. La falda larga con cotilla en puntas de donde se desprenden veinte nesgas^[1] y con arandelas en cada corte que acompañan el largo total de la prenda.

Es notable que un atuendo de esta magnitud demande gran cantidad de material textil para su confección: se usaron  doce jeans para la falda, cuatro para la chaqueta y dieciocho camisas de chambray^[1] (Confuzal, 2013) para las arandelas. Fueron muchas las prendas que recobraron su vigencia por medio de un ejercicio académico que las ha proyectado a través del tiempo, con un valor estético renovado hacia un nuevo ciclo de vida que inculca y refuerza valores éticos y sociales en pro de un planeta que necesita gozar del compromiso, entre otras,  de la industria textil y de confección, y por sobre todo, de los consumidores. Estos deben revaluar sus hábitos de compra y sus hábitos de descarte para transformarlos en actos responsables y conscientes con el propósito de evitar que la ropa se convierta no solo en contaminante durante su proceso de producción, sino en simple material de desecho que contamine la tierra o las fuentes naturales de agua.

Figura 6. Colección Re-in-jeanería.

Fuente: Archivo personal.

Foto: María Cristina Fula. Modelo: Mariana Ocampo

Se pretende que esta iniciativa académica individual trascienda y se capitalice como proyecto de aula, como tema para la actividad anual para 2018 de la iniciativa Fashion Revolution, implementada en la Corporación Universitaria Taller 5 por la docente Jenny “Pepper” González; una abanderada de la causa de moda ética, en 2016, al comprobar que la recuperación de prendas puede resultar en indumentarias imaginativas, innovadoras, responsables, amigables y sustentables que estimulen tanto a los aspirantes-estudiantes como a los diseñadores a ser inquietos y curiosos, escudriñadores de recursos creativos encaminados a marcar la diferencia con el concepto de diseño de vestuario que se conoce y aplica hoy en día.

^[1]      El nombre científico del algodón proviene de la planta herbácea de la familia Malvaceae, cuyo género es el Gossypium; el algodón varía su especie de acuerdo con la región del planeta donde se cultiva e inside en la diversidad de propiedades físicas de cada variedad: “Gossypium herbaceum (algodón indio), Gossypium barbadense (algodón egipcio), Gossypium hirstium (algodón americano)”. Recuperado de www.pecaltex.com.mx

^[1]      Bacillus thuringiensis es el insecticida biológico más aplicado en el mundo y se utiliza para controlar diversos insectos que afectan la agricultura, la actividad forestal y que transmiten patógenos humanos y animales. (Sauka, 2008)

^[2]      Para conocer el texto completo remítase al siguiente link www.rapaluruguay.org/transgenicos/Algodon/algodonBT.India.html

^[3]       Bale Management, por sus siglas en inglés, que alude al análisis, control y gestión de los parámetros de calidad de las fibras de algodón.

^[4]      “Los álcalis son un conjunto de sustancias producidas a partir de los metales alcalinos. Estas sustancias son más destructivas para la piel que la mayoría de los ácidos, entre sus propiedades está la de ser solubles en agua, sus disoluciones trasladan corriente eléctrica, crean compuestos jabonosos al entrar en contacto con el agua, en concentraciones elevadas pueden ocasionar quemaduras químicas, por lo que es importante tener precaución al usarlos”. (Concepto definicion, 2016)

^[5]      Se trata de “la especie química que en un proceso redox pierde electrones y, por tanto, se oxida en dicho proceso (aumenta su número de oxidación). Oxidación”. (Borneo, 2009)

^[6]      La hilatura o hilado es el procedimiento mecánico al que es sometida la fibra para ser convertida en hilos.

^[7]      La tejeduría implica un “Proceso en el que se entrelazan dos o más sistemas de hilos perpendiculares. En el telar, los hilos de trama se tejen entre hilos de urdimbre tensos y paralelos (calada)” (Walters, 2005).

^[8] Según el libro Jeans, el denim es: … tejido azul y blanco comercializado en el mercado europeo, resistente y suave a la vez, denominado Serge, originaria de la población francesa de Nimes, toma de allí su nombre denim (the Nimes) (Huiguang, 2007).

^[9] La fuente de almidón varía geográficamente. En Europa proceden de la patata, En EE. UU. se utiliza el almidón de maíz. En Asia proceden del arroz, del sagutero, del maíz y de la tapioca (Walters, 2005).

^[1]      El nombre científico del algodón proviene de la planta herbácea de la familia Malvaceae, cuyo género es el Gossypium; el algodón varía su especie de acuerdo con la región del planeta donde se cultiva e inside en la diversidad de propiedades físicas de cada variedad: “Gossypium herbaceum (algodón indio), Gossypium barbadense (algodón egipcio), Gossypium hirstium (algodón americano)”. Recuperado de www.pecaltex.com.mx

^[1] “Se cree que el nombre jean viene de un tipo de pantalones resistentes llamados geneose o genes, que era el uniforme de los marineros de la ciudad portuaria italiana de Génova. Desde un punto de vista epistemológico, jean viene de la expresión italiana “de Génova” (Huiguang, 2007).

^[1] El principio básico de la alta costura es la confección de vestidos al margen de los procesos de la industria textil. Esto significa que un vestido recibe esta calificación cuando se elabora de forma artesanal en todos los aspectos de su confección (diseño, acabados, elección de tejidos y costura). (Navarro, 2015)

^[1] Tejido ligero de algodón, de ligamento tafetán, tinturado generalmente en tonos de azul y primo del denim. Recuperado de (http://confuzal.com/articulo/Lo%20que%20es%20tejido%20chambray%20/)

^[1] La Nesga es una pieza de tela de forma triangular que permite adicionar vuelo a una prenda de vestir.