Un origen sin memoria: rescate y revitalización de la lengua báculo Mhuysqa el Mhysqhubun

Técnico Profesional en Diseño Gráfico de la Corporación Universitaria Taller 5 Centro de Diseño. Fundador y Director Creativo de la Marca Tibara 1.000% colombiano

Resumen

En esta publicación se describe el proceso de creación de una marca originada como resultado de una investigación que buscó exaltar y rescatar la lengua de una cultura ancestral. La historia comienza al interior de la comunidad Mhuysqa de Cota donde, al profundizar en su cosmovisión, se identificó una necesidad y, a su vez, una oportunidad: el rescate de la lengua Mhysqhubun rebosante en simbología gráfica.

Introducción

Un origen sin memoria evidencia cómo se consolida la idea de una marca, que en este caso tiene como propósito rescatar, revitalizar y popularizar la riqueza gráfica contenida en la cosmovisión de la milenaria civilización Mhuysqa, traduciéndola a las prendas deportivas diseñadas para la práctica de un deporte específico. Esto, con el fin de difundir un legado propio de esta tierra, olvidado ya por la alienación de la cultura anglo.

Actualmente, los pueblos indígenas colombianos continúan pugnando su legado cultural con la misma resistencia que los ha caracterizado desde la época de la colonización en 1536, cuando Gonzalo Jiménez de Quesada, junto a un pequeño ejército ocupó su territorio, convirtiéndose así esta crisis en el primer caso de desplazamiento en Colombia. Una situación no ajena para la comunidad  Mhuysqa de Cota, quien en la actualidad enfrenta un riesgo de desalojo causado por una demanda sobre los terrenos donde se encuentra el resguardo que fue interpuesta ante un juzgado de Funza en el 2001, por Ricardo Páez, pues, en palabras de Alfonso Fonseca Balcero[1], “los terrenos donde habita la comunidad eran de él, ya que había hecho su compra legítima a una familia de apellido Triviño” (Entrevista personal, desarrollo un origen sin memoria 2017).

Pese a que el veredicto final no favorece a los Mhuysqa, ya que perdieron la disputa legal, ellos no están dispuestos a ceder sus tierras, pues allí reposan sus lugares sagrados, entre ellos el Chun Sua (lugar sacro, de ceremonias), repitiéndose así la historia de la conquista española. Este desarraigo será parte de las causas que, según Giraldo, explican la desaparición sistemática de la sabiduría del pueblo nativo haciendo que para 1778 el pueblo Mhuysqa haya perdido gran parte de su lengua:

Las diferentes decisiones que se tomaron sobre usar o no la lengua indígena dejan entrever la desventaja del muisca frente al español, este último usado en la administración, la religión y —producto de la real cédula de Carlos III — la escuela. (2011, p. 6)

El señor Fonseca relata en la entrevista concedida en 2011 que “En 1600, con la creación de las encomiendas se levanta la figura de los resguardos indígenas, por orden de Carlos V, dichos resguardos fueron protegidos por la corona española, ya que al parecer por diferencias culturales abismales, los colonizadores creían que los Mhuysqa eran una especie de animales y por ello había que protegerlos”. De esta manera el pueblo nativo del altiplano cundiboyacence fue entregado a encomenderos quienes tenían la tarea de convertirlos al catolicismo, diezmando la sabiduría del pueblo nativo; fue así como para 1778 el pueblo Mhuysqa había perdido ya gran parte de su lengua.

En la época de la emancipación, creada la nueva república, los primeros decretos promulgados abolían los resguardos indígenas; un hecho que afectó seriamente a la comunidad indígena de Cota, ya que su resguardo fue parcelado y vendido por los terratenientes del lugar. Por lo tanto, fue necesario comprar un nuevo terreno en la ladera del cerro el Majuy logrando así el asentamiento permanente de un pueblo indígena que habitó estas tierras por milenios, tal como lo explica el señor Fonseca

“Nosotros llegamos aquí en el año 9.000 cuando comenzó a secarse esta sabana, ya estaba seca, pertenecíamos al cacicazgo de Chía, los hijos de la luna en donde se desarrollaban nuestras actividades. Nosotros nunca fuimos los pueblos españoles tradicionales, tanto en Chía como en toda la sabana de Bogotá todos vivimos disgregados, tal es así que lo describe Gonzalo Jiménez de Quesada cuando dice “parece el valle de los alcázares” y cuando veía nuestras casas cónicas pensaba que eran los techos de los – de los castillos” dijo Alfonso Fonseca. (Entrevista personal, desarrollo un origen sin memoria 2017).

Tras concretar el tema y con el afán de dar inicio al desarrollo de la tesis de pregrado[1], se logró el primer acercamiento a la comunidad indígena Mhuysqa Che Qica Ipcua de Cota a mediados del 2011 con el fin de adelantar el estudio de la lengua natal –el Mhysqhubun– y su cosmovisión, requisito para poder acceder a la simbología de la cultura. Durante el desarrollo de la tesis se entrevistó al entonces señor gobernador indígena Alfonso Fonseca Balcero quien dejó en evidencia que al menos 100 personas hablaban la lengua de manera poco fluida, ya que el conocimiento se fue perdiendo en las últimas cuatro generaciones al ser los sabios ancianos (abuelos y padres los encargados de trasmitir la lengua a las nuevas generaciones) los únicos guardianes de esta reducida sabiduría.

Pese al desuso de la lengua, la comunidad ha re-descubierto el Mhysqhubun con ayuda de la escritora e investigadora etnolingüística colombiana Mariana Escribano, quien ha recopilado los mitos y leyendas propios de la cultura, entregando a la comunidad Mhuysqa las bases para reencontrarse con sus raíces. En aras de la preservación su lengua natal, la casa indígena en cabeza del señor Alfonso Fonseca Balcero y Sandra Cano (líderes indígenas) dispone un espacio-escuela para orientar el aprendizaje de la lengua nativa que está abierta a todo aquel que quiera aprender el legado de nuestros ancestros, incluidos estudiantes de pre y posgrados extranjeros. Ahora, a pesar de haber finalizado la tesis y obtenido el título como Técnico Profesional en Diseño Gráfico, permanece la necesidad de mantener un vínculo con la comunidad Mhuysqa para encontrar nuevas rutas de acercamiento ya que, como concluye la tesis Ancestral Ecos del pasado, “el lenguaje y sus diferentes expresiones tanto gráficas como verbales representan el reflejo de una cultura que permanece en el tiempo.” (Naranjo y González, 2011, p.58)

A mediados del 2013, y tras dos años ejerciendo como técnico en diseño gráfico, se concreta un primer acercamiento al Paintball como invitado a un juego recreativo; en ese instante nace el interés por la práctica de este deporte logrando después el contacto con un equipo semiprofesional de Paintball escenario[2] en donde se desarrollaría la experiencia como jugador novato. Luego de adquirir gran experticia por la participación activa en distintos torneos a nivel nacional e internacional se logra alcanzar la categoría como jugador profesional, saltando así a la modalidad Speedball[3]

El Paintball está catalogado como un deporte extremo que nace a finales de los 70`s en los bosques de Henniker, New Hampshire EE.UU, como resultado de una experiencia de cacería vivida en África por un par de amigos, el corredor de bolsa Hayes Noel y su amigo escritor Charles Gaines. La idea principal era hallar la forma de poner a prueba las habilidades de acecho y supervivencia, pero, para ello, debían demostrar dichas destrezas. Fue George Butler –amigo de los creadores– quien les enseñó en un catálogo agrícola un elemento de trabajo llamado marcador que se convertiría en el aporte vital para el desarrollo de la idea. Este elemento les sirvió para sostener un duelo, convirtiéndose en la primera partida de Paintball. Desde entonces, esta práctica se masificó y llegó a ser una actividad recreativa al aire libre llamada inicialmente National Survival Game.

El diseño y desarrollo de la idea

El crecimiento exponencial de este deporte impulso a empresas como Nelson Paint Company a modificar el marcador agrícola y habilitarlo para ser utilizado en el ámbito deportivo. Así mismo estos avances en el Paintball ha dado grandes saltos evolutivos llegando a la creación de modalidades como: 1) el Speedball que es el más practicado a nivel profesional; 2) el Paintball escenario;  3) el Paintball milsim (militar simulation) con el tema militar implícito; en este espacio los jugadores se sumergen en el papel de soldados que deben concretar misiones y ligas internacionales; allí compiten jugadores profesionales usando indumentarias avanzadas ergonómicamente hablando, esto con el fin de proveer comodidad y versatilidad al deportista. Tras una corta experiencia como deportista profesional en el Paintball se identificaron algunas falencias presentes en las prendas y equipos de los deportistas a nivel de talla y ajuste a las características propias de la complexión física de los paintballers colombianos; ejemplo de esto son las prendas que ofrecen las grandes marcas cuyo diseño gráfico y tallaje son de carácter genérico, además la customización[4] es muy limitada; condiciones que terminan influyendo en el rendimiento de un deportista cuando se ve afectada la movilidad por tener una prenda o muy grande o muy ajustada.

Sería este análisis el que impulsaría en el año 2015 la idea de crear una marca dedicada al diseño y desarrollo de prendas para deportes extremos inspiradas y conceptualizadas en la riqueza visual de la cultura Mhuysqa; todo esto encaminado a satisfacer las necesidades del usuario. Es aquí donde convergen las tres aristas que componen el proyecto: el diseño gráfico, la cultura ancestral y el deporte extremo para diseñar prendas deportivas a nivel gráfico y de modas, teniendo como idea principal la conceptualización del mundo Mhysqhubun para ofrecer productos con identidad 100% colombiana al mercado del paintball.          

El desafío fue aplicar a la construcción de esta marca la lengua y la simbología Mhuysqa desde el logosímbolo[5] hasta las líneas y sus empaques, con la finalidad de generar recordación por las palabras y significados de nuestros ancestros ya que una de las preocupaciones más sentidas por parte de los líderes de la comunidad indígena es el desuso de la lengua materna y la simbología en la población más joven; situación que puede generar la desaparición de la cultura Mhuysqa en este territorio. Tristemente, muchas de las palabras de la lengua han sido transfiguradas y se usan día por día de manera despectiva al desconocer su significado. Es muy común escuchar en la calle o en el cuchicheo de las vecinas palabras como guisa, guache, guaricha, guaro o cucha que son utilizadas con cierta intención ofensiva, sin saber de dónde provienen estas palabras y sin preocuparse de su significado original: guisa = esposa, guache = guerrero, guaricha = princesa guerrera, guaro = joven, cucha= mi apoyo en el camino.

Llama la atención cómo, en el contexto escolar un colegio rural que abrió sus puertas en febrero del 2015, llamado Ubamux (casa de la semilla), ha implementado a la educación clásica la enseñanza del pueblo milenario en cuanto a su filosofía y lengua Báculo; impulsando así la adquisición de este conocimiento por parte de las nuevas generaciones, intentando de esta manera estrechar el vínculo entre la comunidad actual y sus raíces, ya que en el entorno familiar y social actual es mínimo el uso del Mhysqhubun, dado que desde la colonia se les obligo a usar el español, alienando todas sus costumbres.

Este colegio reposa en lo alto de una montaña de Cota, en donde se sitúa la vereda del Abra. Está conformado por seis aulas con la forma de las viviendas de la antigua civilización Mhuysqa “bohio/choza”. Se afirma que los salones están construidos de tal forma porque el conocimiento es circular y ascendente como la energía de la espiral. Allí se ha logrado que tanto los miembros de la comunidad como las personas fuera de ella conozcan, aprendan y valoren este legado, abriendo el conocimiento a través de su cosmovisión. Esto, gracias a la creación de un pensum donde se encuentran ejes curriculares dirigidos al rescate de la lengua madre, al tallado de instrumentos musicales, a la elaboración de tejidos tradicionales y a la creación de una conciencia socio-ambiental fundamentada en sus valores ancestrales.

Atendiendo la petición de la escuela de Mhysqhubun, la cual es difundir el conocimiento que los participantes han construido para ayudar a revitalizar la lengua, se creó la marca Tibara 1000% colombiano. Ya desde antes de la concepción de la marca se había vislumbrados el cómo diseñar prendas deportivas personalizadas para diferenciar a un equipo profesional dentro y fuera del campo de competencia. El detonante fue el primer torneo internacional al cual asistiría, y que se llevaría a cabo en la ciudad de Guayaquil Ecuador. El reto en este instante era pensar y crear una prenda que representara su equipo como entidad deportiva colombiana tanto en el aeropuerto, como ante la liga ecuatoriana anfitriona del torneo. Es, entonces, cuando se hace el primer acercamiento al diseño de prendas deportivas, creando una camiseta con logos y nombres de los patrocinadores del equipo; para desarrollar este proyecto de diseño se buscaron proveedores genéricos de ropa deportiva que no cumplieron con las expectativas de su creador, aunque el resultado de estas prendas fue bueno.

Esto marcaría la pauta para impulsar la idea de crear una marca propia, pero, ¿cómo diseñar una marca que se destacara por ser diferente? y ¿cómo hacerlo sin tener que usar nombres o simbología extranjera?

Ya con un claro modelo de negocio, el proyecto tenía su norte, pero, hacía falta un concepto. Tras algunas semanas divagando llegaron algunos recuerdos de la experiencia vivida en el 2011 con la comunidad indígena de Cota que perduraron por la enorme la riqueza cultural representada en este mundo de cosmogonías, enseñanzas y sabiduría. Esto permitió elegir el símbolo Mhuysqa conocido como Tibara debido a que lo había cautivado por su impacto: uno que se compone de tres líneas descendentes en forma de zigzag las cuales van cobrando peso visual de izquierda a derecha.

Después de haber identificado el símbolo que sería el estandarte de la marca, se procede a hablar con los líderes de la comunidad para comunicar las intenciones de utilizar la simbología Mhuysqa en el desarrollo de este proyecto; ellos respondieron de forma positiva aprobando el uso de este conocimiento de manera comercial ya que el planteamiento del propósito de la marca era promover la lengua báculo a través de sus líneas y productos, adoptando nombres y significados como propios para asegurar que los usuarios comiencen a descubrir la riqueza cultural que tienen como legado, pues se ha ido desvaneciendo con el paso del tiempo.

Figura 1. Imagen de la marca Tibara: logosimbolo construido con el símbolo original Mhuysqa.

Fuente: Elaboración propia ©

Esta responsabilidad ha aportado ideas no solo al desarrollo de la marca sino también de sus líneas y productos encaminados a estimular la apropiación del habla, trayendo al ámbito deportivo nombres autóctonos del Mhysqhubun que logran representar el conocimiento de la cultura. Apelando al hecho de que el Paintball es un deporte norteamericano se explica el uso de anglicismos, motivo por el cual se toma la decisión como marca de adoptar un nombre corto, conciso y con carácter pero, por sobre todo, un nombre tomado de nuestras raíces culturales, dando así forma a lo que hoy es  Tibara.

Este logosímbolo fue tomado de la cultura Mhuysqa, adoptando el símbolo y la palabra Tibara (rayo – luz fuerte) a la marca porque representan poder, fuerza y energía: tres aspectos fundamentales en las dinámicas propias de los deportes extremos que exigen un alto nivel de preparación física y emocional por parte de los deportistas de alto rendimiento para competir con suficiencia y alcanzar los resultados esperados.

El símbolo del rayo ha sido utilizado desde épocas muy antiguas por muchas culturas, atribuyendo poder celestial. Por ejemplo, en algunas culturas, si una persona era alcanzada por un rayo se creía que había sido tocada por un poder divino, siendo bendecida, por lo que era sepultada en el mismo lugar en donde habría sufrido el accidente. En la cultura griega, Zeus el rey de los dioses del Olimpo, usaba los rayos como arma para destruir a sus enemigos; un dios que era conocido como Júpiter en el culto religioso romano para regir la lluvia, el rayo y el relámpago, mientras en la época del cristianismo el rayo simbolizaba la presencia de Dios y la creación de las sagradas tablas. Aspectos que se tomarían de base para diseñar el símbolo que identificara una marca corporativa con el carácter de fuerza y resistencia requerida por un deporte extremo.

Luego de elegir el símbolo de Tibara se comienza un proceso de substracción, bocetación y digitalización para adaptarlo al diseño corporativo y al contexto publicitario. En este punto, se logra consolidar un símbolo condensado y estructurado; el resultado: tres rayos yuxtapuestos, el central con un peso visual más importante que los laterales para darle equilibrio y balance a la composición. Estos rayos fueron elaborados con trazos tipo pincel o mano alzada para mantener el look (aspecto) rústico propio de los pictogramas de las antiguas civilizaciones. Ya definido el símbolo, no era fácil definir una fuente tipográfica que lo complementara para lograr un logo sugestivo; después de probar una y otra fuente, se llegó a la conclusión que el uso de la fuente tipográfica Gill Sans Bold en altas sería óptima para complementar la construcción del isologo ya que se trata de “una tipográfica caracterizada por ser moderna, sencilla y versátil” (Ciro, 2013, p. 4).

El nombre de Tibara está estructurado de tal forma que los caracteres tienen una sola altura y están unidos por el pie –esto para generar armonía y unidad visual– encerrados por un outline que compacta aún más el nombre; se incorpora entonces en el centro de la figura del rayo con un efecto final de troquelado para darle aire a la composición, respetando así las líneas del símbolo. El isologo de Tibara va acompañado con un slogan que dice: 1000% colombiano, en el cual se usa la fuente tipográfica Helvetica Neue LT Com médium italic. Con este enunciado se describe el hecho de haber pensado y creado una marca tomando la voz de un país que ha perdido su identidad; de esta forma se ratifica el propósito de la marca. Ahora muchos afirmarán que “el 1000% no existe” pero el punto es llamar a la reflexión y preguntarse por qué seguir reglas gramaticales cuando este proyecto es netamente colombiano, si es propio desde sus huesos, de esta tierra y su legado.

Finalmente, la elección del color reposa en una de sus leyendas más importantes. Los ancestros Mhuysqa contaban en sus tradiciones orales que al comienzo, cuando todo era noche, solo existía el gran espiral Tchiminigagua (energía creadora de todo) que creo dos aves negras gigantes a las que envío por todo el universo para que con su aliento dieran resplandor y luz a todos sus rincones; después de esto Tchiminigagua descendió a la tierra para crear a los padres de los Mhuysqa: Batchue y su acompañante, un chico muy joven. Ellos dieron origen al pueblo ancestral (hombres rojos, primogénito, séptuplos, trinos): la joven civilización comenzó a cubrirse con unas vestiduras compuestas por prendas de color negro o azul oscuro, representando a la infinita noche el inicio de todo, y prendas de color rojo para representar su raza a partir de la sangre que fluye por las venas. Tras la llegada del padre universal Botchica, los ropajes de los Mhuysqa fueron cambiados por mantas blancas tejidas en algodón, lo cual significaba la iluminación, el conocimiento y la evolución. Estos pequeños referentes de la cosmogónica ancestral darán testimonio del significado de los tres colores que emplea la marca Tibara en su composición: el azul oscuro, el rojo oscuro y el blanco, cuyo porcentaje de distribución fue creado exclusivamente para la marca.

Figura 2. Imagen del logotipo de la primera línea de diseño de Tibara: Ata (que significa uno).

Fuente: Elaboración propia ©

La implementación de la marca exige la subsiguiente creación de la primera línea de prendas, basada en los lineamientos internacionales de diseño de los uniformes empleados para el Paintball. Estos se componen de un jersey o prenda cerrada de punto elástico con mangas que cubre la parte superior del cuerpo con acolchado de protección; un pantalón que está hecho con materiales resistentes a la fricción, con acolchado de protección en zonas específicas (padded) y una bandana (head band, en inglés) que provee acolchado en la frente del jugador y evita el fluido de sudor hacia los ojos.

Es así como nuevamente la simbología y lengua báculo Mhuysqa, el Mhysqhubun, da luz a la incógnita de cómo crear la primera línea, remitiéndonos al sistema numérico[1] para sustraer el ATA (número 1) que –como en la mayoría de símbolos y números– no tiene un solo significado: también significa el comienzo del tiempo, concepto que se ajustaba perfectamente al inicio de la marca.

Figura 3. Imagen del logotipo de la línea de camuflados de Tibara, Gaia (madre tierra).

Fuente: Elaboración propia ©

Luego de un año de crear diseños y evolucionar en la modalidad Speedball, la marca Tibara 1000% colombiano fue expandiendo su nicho de mercado incursionando en la modalidad del Paintball Escenario pues descubre que los jugadores que practican tanto esta modalidad como el Milsim, están acostumbrados a utilizar uniformes oficiales de fuerzas militares como las estadounidenses, peruanas, canadienses, rusas y hasta las colombianas. Viendo entonces que el mercado ofrece muy pocas opciones para que estos deportistas se desliguen de patrones de camuflajes típicos como el tigre bosque, el ACU, el Mar Pat, el Multicam o el Kryptek, se promovió el desarrollo de patrones de camuflaje propios, originales y con gamas cromáticas extraídas del follaje colombiano; posteriormente se diseñó una línea de uniformes basada en la simbiosis tanto de los militares como de los especializados para el deporte, creando así la segunda línea de Tibara. GAIA; es la línea especializada en los jugadores que quieren experimentar la sensación de ser militares, y se compone de un pantalón multipropósito con acolchado (padded) en zonas específicas, un jersey tipo combat shirt y una bandana.

[1] El sistema numérico contiene los únicos caracteres escritos de la lengua ancestral Mhysqhubun. este es un sistema vigesimal ( se refiere a que se organiza en unidades de 20)

Figura 4. Imagen del logotipo de la línea ultra liviana de Tibara, Fiba (aire).

A inicios del 2016, y teniendo un constante análisis del mercado, los diseñadores de Tibara observaron que los deportistas exigían uniformes cada vez más livianos para permitirles moverse de forma más libre y lograr mayor velocidad. Atendiendo a estos requerimientos, Tibara crea su tercera línea desarrollada con telas ultra livianas y elásticas, proporcionando al usuario mayor comodidad y ligereza; por esta razón a esta línea se le dio el nombre en Mhysqhubun, FIBA, que significa aire; nombre que enmarca las propiedades de estas prendas. Por otra parte, el uso del Mhysqhubun y la simbología Mhuysqa también se aplica al diseño gráfico de otras prendas deportivas como bananas, camisetas, pantaloneras, empaques y etiquetas en donde se introduce el nombre del producto y su significado (ver figura 5). El propósito de la marca reposa en el anhelo de ofrecer prendas deportivas colombianas con un altísimo estándar de calidad y un diseño exclusivo para el usuario/cliente, supliendo así la necesidad de cada uno de ellos por obtener su propia identidad.

Figura 5. Imagen de bandana Sua (sol), diseñada a partir de uno de los símbolos que los Mhuysqa utilizaban en orfebrería para representar al sol.

Conclusión

Tibara es un sueño de riqueza cultural hecho realidad con un fuerte propósito inspirado en su raíz originaria de apoyar la industria colombiana, generando prendas deportivas con una meta de calidad y diseño que evoque el lugar de donde proviene; se realiza así una labor de rescate de la lengua, a través no solo de la marca, sino de cada una de las líneas de sus prendas, abarcando así también un nicho de potente crecimiento como lo es el deporte, donde no se deja solo un diseño sino una innovación.

Ciro, A. (2013). Don Gill Sans. Medellín, Colombia: Editorial AMCO.

Giraldo, D. (2011). Lengua e identidad, el caso de la lengua Muisca en Colombia [tesis doctorado en Español y Estudios Latinoamericanos]. Bergen, Noruega: Universitetet i Bergen (UiB).

Naranjo, L. y González, N. (2011). Ancestral, ecos del pasado [tesis pregrado]. Chía, Colombia: Corporación Universitaria Taller 5 Centro de Diseño.

Calinb9 (s.f.). Como se creó el paintball y primeros años. Recuperado de https://carlinb95.wordpress.com/histpaint/

Paintball de Ellite. (s.f.). Descubre todo sobre el Paintball. Recuperado de https://paintballdeelite.com/historia-paintball/

Temakel. (2010). El simbolismo del rayo y el trueno. Recuperado de http://temakel.net/node/302

Salamanca, L. (2015). Comunidad Muisca de Cota ya tiene su propio colegio.